Dos corazones latiendo al ritmo que florece un árbol en el bosque,
oculto entre el inmenso verde, solo existiendo si alguien lo ve.
Un día plantamos la semilla que prometimos daría frutos,
colgados de las ramas que nacen como la felicidad plena que nos hace inseparables.
Y fue por buscar al sol que se hirieron las raíces
aunque llenas de sustancias multicolores y agua estaban.
Ya exhaustos, hablamos con el viento que nos hizo espacio y el árbol por fin se dejó ver
Y comenzó a existir, a ser parte del bosque y a importar.
Al fin llegó el día en que los frutos fueron dulces,
colmados de semillas y carne que nos alimenta,
hasta que nuevamente volvimos a ser brotes y nuestros corazones comienzan a latir al ritmo del árbol que fuimos y eternamente florece.
Gracias a @veeterzy por esta foto <3.
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